Debí de haberte hablado aquel día.No dejar que la despedida se regodeara con el dolor de perderte.Pero fui un muñeco manejado por el orgullo.
Tenía que decirte que te quería,que sin ti no veía que la vida fuera interesante.Pero callé y te vi desaparecer paso a paso de mi vida.Pude gritar tu nombre,pero aunque tenía esa intención, el sonido no se producía en mi garganta,era como si el silencio manejado habilmente por el orgullo hubiera lastimado mis cuerdas vocales.
Sabes, lo que en verdad esperaba, era que tú volvieras sobre tus pasos y dijeras que estábamos comportandonos como dos bobos,y que tu amor hacia mí era tan grande que no permitía que se fuera así por así , era una prueba de amor que esperaba con ansias.Ahora sé que tú quizás esperabas lo mismo de mí.Pero el orgullo es cosa de tontos, lo sé demasiado tarde, llorando por el amor que se fue contigo y al que tan sola una palabra mía o una palabra tuya lo hubiera hecho permanecer.
¿O tal vez nuestro amor no era tan fuerte, y yo estoy lamentando en vano un sentimiento tan débil como una hoja de papel mojado?
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