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jueves, febrero 17, 2005

INTOLERANCIA

El quería mentirle
para no hacerle añicos
el alma.
Pero ella sabía del desliz de él,
y querìa divertirse viendo el titubeo
la angustia de él al aceptar su culpa,
quería que él se lo dijera,
humillado.
Aunque el dolor a ella
le pateara más fuerte
el corazón,
quería sentir un cierto consuelo perverso
en la vergonzosa y abatida aceptación de él
de que le había sido infiel.

¿Dónde desterró ella la dulzura
de la que ella había hecho gala?
Y a él el amor lo había enceguecido
al punto que no pudo prever
que ella podía ser muy cruel
de tirar abajo,en pocos minutos,
tantos momentos felices
arrojándolos a los pies de una ira
que no perdonó un instante
de insignificante
debilidad.

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